Mi alumno ocurrido
He tenido muchos alumnos. Recuerdo a la mayoría y como todos he tenido alumnos buenos y malos, deficientes y excepcionales, y sin embargo hay alumnos nacidos diferentes, los cuales no caen en las categorías usuales y uno de ellos fue Mario Fuentes.
Mario era simplemente diferente sin ser excepcional porque era ocurrido. Para ilustrar mejor mi punto he aquí un par de anécdotas con Mario de protagonista: la primera, pasó cuando yo enseñaba Reading and Writing en el ciclo Básico del Copol. Para ser congruente con el nombre de la materia hacía que mis jóvenes estudiantes leyeran para los demás, pasajes de los libros que estaban estudiando. Como todos eran high achievers, casi todos querían participar, entre ellos Mario. Nunca les decía que leyeran pues lo que en realidad hacía era que les daba el turno para que ellos escogieran quien iba a ser el siguiente en leer, lo cual no le gustaba a Mario quien deseaba siempre participar. Así que un día le di el turno para que escogiera y dijo: "Then I pick ...myself. ¡Viva, bravo!", luego de lo cual se puso a leer muy serio.
Y aquí otra: Llegaba un buen día a mi salón de
clases cuando mientras los demás alumnos entraban, Mario se encontraba parado
delante del pizarrón mirándolo con rostro de preocupación. Con extrañeza me
acerqué a preguntarle porque no se había sentado como los demás a lo cual me
respondió: “Mister, no puedo sentarme porque ahí en el pizarrón hay un libro.”
Miré al pizarrón frente a nosotros el cual lucía perfectamente inmaculado.
“Mario,”
le dije. “No hay nada en el pizarrón.”
“Mister,”
insistió Mario, “ahí hay un libro…” A lo cual miré la pizarra de nuevo e
imaginando que tal vez se trataba de un juego de su parte decidí seguirle la
corriente. “Ok, Mario ahí hay un libro y también una casa, un carro, un
elefante, un…”
“No,
Mister de veras, de veritas, ahí hay un libro,” me interrumpió Mario
entendiendo que no lo estaba tomando en serio.
“Mario…”
dije lentamente, “es mejor que te sientes…”
“No,
Mister, ¿y el libro?”
“Ya
basta, Mario. No hay tal libro. Como broma ya estuvo bien, ya no es gracioso.”
“Pero,
pero…”
En ese punto al ver que me estaba
molestando sus compañeros decidieron intervenir.
“No,
Mister,” me dijo uno de ellos, “lo que pasa es que Mario estaba jugando con su
libro lanzándolo hacia arriba y justo el libro se le metió entre la pizarra y
la pared…”
“Ya
ve,” me dijo Mario señalando otra vez la pizarra, “ahí hay un libro justo
detrás de la pizarra y es mi libro de Inglés.”
Mario era diferente tal vez porque era él mismo. Y a veces me pregunto qué será de mi antiguo alumno y sus compañeros pues incluso en estos tiempos de las redes sociales saber de ellos no es algo fácil de lograr. En todo caso he aquí una foto que con profunda elocuencia dice quien es él (la tomé prestada de su muro).
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